domingo, 28 de septiembre de 2014

Un alto en el camino

Un alto en el camino

En cualquier viaje, hay que hacer paradas técnicas para descansar, coger energía, beber y comer algo, estirar las piernas, etc. Pues bien, yo llevo 3 años sin apenas parar, descansando muy poco. Sin saberlo empecé este camino con la maleta llena de piedras y en este punto, me he dado cuenta que nunca conseguiré llegar hasta que me deshaga de ellas.
He llegado en este punto con mucha ansiedad, bloqueos emocionales, sentimientos extraños y por suerte me he dado cuenta y he pedido ayuda. He empezado psicoterapia. Necesito deshacer los nudos que tengo dentro y dejar fluir. Asimilar hechos pasados para enfrentarme de nuevo a todo esto.
Me guío bastante por mi intuición y hay algo que me dijo que no empezara mi segundo ciclo de ICSI a finales de Agosto. Y creo que acerté. Porque si quieres conseguir algo que no has logrado antes tienes que hacer cosas diferentes, y eso es lo que pensé.
En los próximos 3-4 meses voy a dedicarme a superar mis miedos, asimilar hechos pasados, gestionar mis emociones y aprender a controlar la ansiedad y tolerar la frustración. Para ello, como he comentado, he empezado a trabajar con mi terapeuta. Por otro lado, he contactado con Toñi, una embrióloga especializada en trabajar la infertilidad desde las terapias naturales, teniendo en cuenta que todo lo físico tiene un orígen emocional. Con ella empezamos a trabajar en un par de semanas.
Estos próximos meses los voy a dedicar a mí y a mi pareja. A poner orden a nuestro sistema y prepararme física y emocionalmente para afrontar otro tratamiento y para recibir más embriones.

Con tod@s los profesionales con los que he tenido contacto me dicen que tengo algo muy bueno (algo que yo nunca valoro) y es que soy joven (tengo 30 años) y tengo mucho tiempo aun. Pero llegados a este punto, ya estoy muy agotada para ver esta ventaja. Solo sé que en mi estado actual, nunca conseguiré estar embarazada o lo que es peor aun, podré tener un bebé sano, tal y como estoy? no lo creo. Por eso pienso que lo mejor que puedo hacer es pedir ayuda profesional. Y no me avergüenzo, al contrario, me siento orgullosa de ser capaz de reconocerlo.