domingo, 19 de abril de 2015

No quiero olvidar...

Desde hace días tengo muy presente que hace un año vi por primera vez mi único positivo. Como ya escribí en su momento, ya superé el duelo por la pérdida de mi primer y único embarazo. Sin embargo, recuerdo con nostalgia aquellos momentos tan bonitos que viví junto a mi marido. Solo fueron dos semanas de embarazo y no vimos nada porque en la primera eco ya se dieron cuenta que era un huevo huero, pero las emociones que vivimos, lo felices que fuimos...no lo puedo olvidar. Me siento triste y me da pena que no llegara a buen puerto. Que no pudiéramos cumplir nuestro sueño.

Después del aborto borré todas las fotos, tiré los test de embarazo, quité todo rastro de cualquier cosa que pudiera recordarme que estuve embarazada. En ese momento me ayudó, mitigó mi dolor, pero en el fondo, no hacía mas que tapar la herida. Una herida cerrada nunca cicatriza. Hay que dejarla destapada, que duela para que seque y cicatrice. 
Si hay algo que estoy aprendiendo en mi psicoterapia es que uso el mismo mecanismo de defensa para todos mis problemas. Los tapo y sigo. Y así voy enterrando pero no superando. Cuando solo tapas, al final el problema se hace más grande y termina exteriorizándose en cualquier momento. Y eso es justo lo que hice. 
En una de mis sesiones de psicoterapia me hicieron una constelación familiar. Según las constelaciones familiares los bebés no nacidos también forman parte del entramado familiar del que formamos parte e influyen en éste. A cada miembro hay que darle su espacio y reconocerlo dentro de la familia. Aunque mi bebé no llegará a ser ni feto, existió. Existió en mi mente, en mi corazón y tuvo y tendrá siempre su lugar. Por eso no lo quiero olvidar...

Pues bien, todo esto viene a que hoy mientras me preparaba la maleta para un viaje de trabajo he encontrado esto: 

Me enteré de que estaba embarazada dos días antes de St. Jordi, y justo ese día confirmé mi embarazo con la Beta. Fue el mejor St. Jordi de mi vida. Fue un día muy especial. Mi marido me preparó la cena y me hizo un regalo, además de la rosa. Era un pack de bodies rosa muy bonito. Estaba tan convencido de que iba a ser niña que no lo pensó dos veces. Me pareció supertierno y fue lo único que no tiré. En algún momento se me ha pasado por la cabeza regalarlo a alguien, pero al final creo que hice bien en guardarlo. Era y será para mi bebé. Porque no lo quiero olvidar...

lunes, 13 de abril de 2015

Tierra trágame: otro embarazo ajeno!!!

Toda buscadora pasa por la situación de vivir un embarazo ajeno cerca mientras está buscando. Es una experiencia agridulce porque si se trata de alguien que aprecias te alegras, pero a la vez lo vives como algo doloroso porque te recuerda lo que para algunas es muy fácil y para otras como tu, es casi una misión imposible.

La rabia es directamente proporcional al tiempo que llevas buscando y a su vez es inversamente proporcional a como te afecta la noticia. Cuando llevas unos añitos en este camino de espinas has vivido esta situación unas cuantas veces: tus amigas, conocidas, compañeras, familiares, etc. Todas ya se han quedado embarazadas, algunas incluso están formando su propio equipo de fútbol (conozco una chica que casándose el mismo año que yo, ya lleva 3 en lo que yo aun busco). Así que como la experiencia es un grado pues te preparas para la oleada de emociones que te van a acechar.

Y mientras tú, estás ahí viviendo tu calvario personal, poniendo buena cara para que nadie se percate de que te sientes mal viendo como otras se quedan embarazadas. Si no saben por lo que estás pasando estás salvada, tratas de hacer tu mejor papel y listo. En caso contrario, todos van a sentir pena por ti, que es aun peor. 

Pues bueno, a mi me ha tenido que pasar el peor caso: saben que llevo mucho intentando quedarme embarazada y se han percatado de que me he sentido mal con la noticia. 
No es fácil tener que conjugar sentimientos tan dispares: por una parte te alegras porque un bebé es una bendición para cualquiera, mucho más si conoces y quieres a los futuros papás; y por otra te sientes mal porque crees que tu también te mereces la dicha y que ya has esperado bastante.

Pero vamos a llamar a las cosas por su nombre: "Envidia sana", sí, pero envidia, al fin y al cabo. "Dios le da pan a quien no tiene dientes". Cuantas veces no habré dicho yo esa frase cuando he visto casos de negligencia, maltrato, abandono, etc. Pero al final es amor propio. Crees que te mereces ser madre más que nadie en este mundo, por eso te sienta mal que otras lo consigan antes que tú. 
Solo hay un caso en que no sientes "envidia" y es cuando el embarazo lo consigue una buscadora. Las de nuestra especie no sentimos esto entre nosotras porque quien más quien menos ya ha pasado lo suyo. Por eso los embarazos de buscadoras los celebramos como si fueran nuestros. Porque nos da esperanza.

Y, analizándolo friamente, qué hay de malo en sentirme así? es que acaso no tengo derecho a sentir rabia, tristeza, envidia? No soy superwoman y nadie me dijo que fuera tan difícil pasar por esto. El que no lo pasa no lo sabe, así que llegados a este punto y como dice mi gran compi mexicana: CHINGUE SU MADRE! Me importa 3 pepinos lo que piensen los demás! No tengo que dar explicaciones a nadie de porqué me siento así. Me alegro mucho por todas ellas y a moco tendido les digo que a Dios pongo por testigo que YO TAMBIÉN SERÉ MAMÁ!!





lunes, 6 de abril de 2015

Mi historia: una mirada hacia atrás


En Noviembre de 2.011 dejo de tomar la píldora tras más de 8 años tomándola a raja tabla. Mi costi y yo somos un matrimonio de solo 27 años que tras 9 años como pareja y uno de casados decidimos formar nuestra familia. Aunque en verdad, nuestra familia ya hacía tiempo que existía. Nació el día que decidimos ir a vivir juntos y compartir nuestras vidas y eso ocurrió cuando teníamos tan solo 19 años. El amor es lo que tiene...que no espera...

Pues bien, los meses iban pasando y la indeseable menstruación aparecía un mes detrás de otro. A los 9 meses de búsqueda ya estaba desesperada y poco después empecé a obsesionarme con las temperaturas basales, los test de ovulación, las relaciones sexuales programadas y toda una serie de rituales que supuestamente aumentaban las probabilidades de embarazo pero que en realidad solo añadían más ansiedad a mi vida.

En Diciembre de 2.012 nos hacemos las pruebas de fertilidad y allí descubrimos nuestro mayor obstáculo: mi costi tiene oligoespermia severa y teratospermia. Vamos, que tiene pocos y malos. Solo un 3% de formas normales. 
Tras los consejos del "profesional" médico decidimos hacer una IA en Marzo de 2.013 y tras el fracaso decidimos ir a por una probabilidad de éxito mayor. En Mayo de 2.013 me hago mi primera FIV IMSI. De ahí sacamos 9 embriones. En Mayo y Junio me transfieren los (supuestamente) mejores pero lo único que obtengo son 2 negativos. Tras el disgustazo decido hacer más pruebas y descansar unos meses. En esas pruebas descubrimos que mi costi tiene una fragmentación del ADN superior al 50%. Vamos, que las probabilidades aun disminuyen más. En mi caso descubrimos que tengo endometriosis vesical (un endometrioma en la vejiga) que no afecta a poder quedarme embarazada. 

A finales de 2.013 decidimos cambiar de clínica los 5 embriones que nos quedaban y en Abril de 2.014 me transfiero 2 y consigo por fin ver mi positivo. La felicidad por eso me duró poco porque como cuento en otra entrada de mi blog, a las 7 semanas me provocan el aborto porque es un huevo huero. En Julio de 2.014 me transfiero los 3 últimos embriones que me quedan sin éxito esta vez. 

Esta última vez me quedo muy tocada y con más ganas que nunca de volverlo a intentar, así que me compro casi todas las medicinas para en Septiembre empezar mi segundo ciclo de FIV. Pero mi sexto sentido me dice que no lo haga, que no estoy bien. No estoy preparada. Estos largos 3 años de búsqueda han hecho mella en mi matrimonio y decido buscar ayuda. Toñi (mi coach en fertilidad) y Cristina (mi psicoterapeuta) me acompañan desde Septiembre de 2.014 para encontrar la luz al final del túnel. 

En marzo de 2.015 me deshago de mi endometrioma en la vejiga y pongo fin a mis reglas dolorosas.

No ha sido fácil recorrer este largo camino. Muchas veces he estado llena de optimismo y otras la incertidumbre y la tristeza han invadido cada poro de mi piel. Las mujeres que sufrimos la infertilidad pasamos por todas las etapas del duelo y yo ahora mismo, a pesar de ver la luz a lo lejos, me siento en un estado de tristeza del que tengo que salir ya. 

Empecé este blog para ayudar a otras y ahora mismo no soy la alegría de la huerta precisamente, pero gracias a mis terapeutas estoy reconduciendo mi camino y me veo cada vez más cerca. Según mi psicóloga, aun no estoy preparada para embarcarme en otro proceso de Reproducción Asistida pero sin esperarlo, el destino ha querido que muy pronto tenga otra oportunidad. El próximo mes de Mayo tengo la primera visita en Reproducción Asistida de la Seguridad Social. Solo llevamos en lista de espera 14 meses y ya nos han llamado. La esperanza vuelve a visitarnos y hemos decidido dejarle un espacio en nuestro nidito.