sábado, 13 de diciembre de 2014

PERSONAS

No nacemos preparados para despedirnos de las personas que queremos. Queremos egoistamente que se queden con nosotros para siempre. Disfrutarlas para siempre. Disfrutar de su compañía, su amor y cariño, y todo lo que cada una de ellas nos aporta en nuestras vidas. Pero todo inicio siempre tiene un fin. Mientras unos se van, otros llegan. Y al final, te das cuenta de que lo más importante en la vida, sin duda, son las PERSONAS. Personas con las que reír, personas con las que llorar, personas con las que compartir, trabajar, bailar, disfrutar, cantar, correr, comer...en definitiva, personas con las que VIVIR. Y cada una de ellas deja huella en nuestra historia de vida. 
Cuando pierdes para siempre alguna de ellas, te sientes que hay una parte de ti que se queda vacía y debes aprender a recordar el cariño que esa persona te aportaba, pues ya no lo vas a tener más.
Hoy, me invade la tristeza de haber perdido a dos seres muy queridos para mí. Personas que me querían incondicionalmente y que me arropaban con su amor. Un ejemplo de fortaleza y bondad que siempre admiraré. Pero también soy feliz de haber podido tenerlas en mi vida y de tener parte de ellas en mi ser. Me miro y las veo. Porque la genética es muy caprichosa y a mi me tocó parecerme a ellas. Soy feliz de haberlas despedido como se merecían, con respeto, dignidad y mucho amor. Ambas fueron unas despedidas preciosas que nunca olvidaré.

Y entonces...una mañana de pronto te da cuenta de que ya no están y entiendes que lo más importante, SON LAS PERSONAS.



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